viernes, 31 de julio de 2015

UNA “FRONTERA” HISTÓRICA Y CULTURAL ENTRE LA NACIÓN CHICHAS Y POTOSÍ



Freddy  Tarcaya Gallardo 
(Opinión, publicada el 23/7/2015 en Facebook: Naciòn Chichas)
 

El prolongado paro potosino no tiene eco en la Nación Chichas, pareciera que este este hecho obedece a una consigna política. Sin embargo, el fenómeno tiene profundas raíces en la historia y cultura que apuntamos superficialmente.

La Nación Chichas y su territorio desde la época preincaica mantuvieron sus propias características organizativas socioeconómicas, la frontera con pueblos hermanos como los Charcas y Qhara Qharas, estuvo franqueada por las relaciones interculturales y militares sobre todo para hacer frente a la invasión incaica y española. La Confederación Charcas fue un claro ejemplo de complementariedad.

 La colonia en su lógica ocupó el territorio bajo los moldes feudales donde los pequeños reyezuelos se hacían dueños de pueblos, en Potosí se asentaron españoles cuyo fin era succionar la riqueza que les daba la plata. Esta costra mantuvo fidelidad religiosa al rey de España porque compartían ideología y beneficio, los “españoles potosinos”, defendieron la vigencia de la monarquía a raja tabla, mientras el pueblo de llano batallaba en guerrillas sobre todo en las tierras chicheñas.

 La republica trajo consigo todas las taras coloniales, que se expresaban no necesariamente en los descendientes de los “pura sangre” españoles, sino, que la denominada “crema potosina”, heredó la visión feudal no solamente como concepción sino, como forma de vida. Por ejemplo, ellos imaginan a Potosí allí donde acaba la vista del cerro de rico.

Los chicheños pretendieron zanjar estas taras feudales y coloniales planteando la departamentalización en 1883, 1926 hasta el año 1964, estos intentos de recomponer el territorio chicheño fueron ferozmente combatidos por políticos burócratas de la oligarquía potosina, quienes cerraron filas para abortar los intentos autonomistas de la Nación Chichas.

 Ahora bien, esta visión se repite hoy en circunstancias en que se desarrolla un paro cívico cuyas demandas no alcanzan a cautivar a la Nación Chichas por ejemplo, se plantea el Puente Internacional de Villazón, una represa en Agnapa Tupiza, estas demandas lamentablemente son postizas, artificiales y son extrañas en manos de los cívicos potosinos.

 Los chicheños no son arrastrados al conflicto porque la mayoría de ellos desconocen o se están desayunando recién el pliego potosino. Nuevamente sale a relucir una mentalidad colonial que pretende definir vidas y destinos, aunque ahora el Comité Cívico Potosinista tenga rostro indígena, existe una total desconexión entre Potosí y los Chichas, el divorcio llega al extremo cuando la palabra Nación Chichas está proscrita en la prensa escrita capitalina.

La frontera histórica con Potosí es más que evidente los intereses potosinos y los intereses de la Nación Chichas son diferentes, por ejemplo, el Estatuto Autonómico Departamental de Potosí, no recogió demandas históricas de la Nación Chichas, aquella como declarar el 7 de noviembre de cada año como feriado departamental como feriado en conmemoración a la Batalla de Suipacha, ni que decir de la Batalla de Tumusla del 1° de Abril de 1825 la que verdaderamente liberó a Bolivia del yugo español, así mismo en el estatuto los denominados Subdelegados Provinciales, son y serán nombrados por el Gobernador. 

La frontera cultural, a saber: de las muchas diferencias y costumbres,en el carnaval chicheño por ejemplo, no seaprecia ninguna danza potosina, los chicheños bailan al ritmo de la anata, caja y erke, orgullosos de su origen. El“tinku”solamente es bailado a cambio de notas cuando los maestros organizan “entradas folclóricas” a usanza del norte. Esta riqueza cultural no debiera dividir, sin embargo, es un hecho que merece ser explicado.¿Por qué los chicheños no bailan “oficialmente” la morenada, la diablada o el caporal?, seguramente alguien explicará este fenómeno.

Ahora, esta realidad aún es más clara cuando para el 10 de noviembre fecha cívica de Potosí en Tupiza no se iza la bandera potosina, no se desfilaba hasta que coercitivamente el Subdelegado Provincial, sacó su “Auto de Buen Gobierno” en la anterior efemérides departamental.

Puede ser anecdótico que los equipos potosinos que participan en la “Liga”, no tengan hinchada en Tupiza y Villazón, hay que anotar también que cuando a los tupiceños se les dice: “provinciano o pueblerino”, callan porque no les hace mella. Ocurre lo contrario cuando al tupiceño se le dice “potosino”, el aludido niega rotundamente su pertenencia a Potosí y entiende la alusión como un insulto, inmediatamente dirá soy chicheño, sin que haya sucedido antes el “fin del mundo”. El villazonense – chicheño, tampoco quiere ser potosino y se aferra a su “República Independiente de Villazón”, consigna que nació en 1931 cuando en esa ciudad un puñado de revolucionarios declararon una “revolución socialista”. 

 Estas diferencias históricas y culturales en el conflicto potosino afloran actualmente y el mismo tiende a su aislamiento,pues no toma en cuenta para nada los intereses de los pueblos de la Nación Chichas que bordean los 200.000 habitantes en el departamento de Potosí. Los chicheños marchan tras sus propios objetivos que no son otra cosa que reconstituir la Nación Chichas en el marco jurídico del Estado Plurinacional. El federalismo es una consigna sin contenido porque está fuera de contexto y en boca de conservadores suena a separatista.

 Como Nación entonces tendríamos que plantearnos también un aeropuerto internacional o un hospital de tercer nivel en cualquiera de los 5 municipiosde la Nación Chichas: Atocha, Cotagaita, Vitichi, Villazón o Tupiza, por qué no? si técnica y poblacionalmente es posible, también habría que preguntar, por qué no se aperturan más carreras universitarias en los chichas? es inconcebible que la Universidad de Siglo XX si lo haya hecho en Cotagaita y Villazón.

Finalmente, el conflicto devela en su interior la miseria de los departamentos que están fuera del eje de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba. Hecho que se agrava con la miseria visionaria de las “élites” capitalinas que aún están ancladas en los resabios coloniales aunque afirmen que son “anticoloniales”. 

 Las diferencias anotadas apenas son la cáscara y pueden ser tildadas de “regionalistas”, sin embargo, son hechos concretos que debieran ser estudiados profundamente.
UNA “FRONTERA” HISTÓRICA Y CULTURAL ENTRE LA NACIÓN CHICHAS Y POTOSÍ