jueves, 16 de septiembre de 2010

BREVE RESEÑA DE LAS MASACRES EN BOLIVIA







BREVE RESEÑA DE LAS MASACRES EN BOLIVIA
A dos años del encarcelamiento de Leopoldo Fernández


Freddy Tarcaya Gallardo

Hace dos años un 16 de septiembre de 2008, se produjo el encarcelamiento del “Carnicero de Porvenir”, es un hecho que gráfica de buen modo el estado en que quedó la conspiración fascista: abortada y trasquilada. Sin embargo, la posibilidad de que la fiera despierte con más violencia es un hecho que los acontecimientos venideros confirmarán o no.

Por esta consideración es necesario recordar porqué se desarrollan las masacres, porqué los pobres retiran sus muertos después de cada lucha social que libran por sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales.

EL ESTADO OPERADOR DE LAS MASACRES

Las lacerantes y atroces de masacres tienen su esencia y se encuentran allí, donde los pobres buscan asegurar una vida digna con algunos mendrugos más en la mesa, un pedazo de tierra, o un derecho humano social o cultural. Ahora bien generalmente la masacre se perpetra a través, de una maquinaria debidamente concatenada y articulada, cuya existencia se remonta a los orígenes de las clases sociales y que cumple su función en la sociedad como protectora de los intereses económicos de las clases dominantes: es el Estado, que puede tener el membrete de colonial, social, republicano o cualquier otro cliché. Ahora, en el fondo de su sofocante pozo, es un Estado capitalista, es decir, protector del capital. Y desde siempre o desde que hay un Estado que administra la fuerza tiene el derecho pleno de matar en nombre de la sacrosanta ley. La masacre es el expediente certero para aplastar reivindicaciones de los Derechos Económicos Sociales y Culturales, que afectan intereses económicos y políticos de las clases económicamente poderosas.

De este modo en la tortuosa lucha de organizaciones sociales bajo los regímenes, dictatoriales y “democráticos”, queda clara y transparente ante la retina del buen ojo, por el hecho de que las reivindicaciones populares, tuvieron como respuesta imponentes movilizaciones policiaco - militares y sucesivas masacres sobre los miserables campamentos mineros, páramos, valles o cualquier punto geográfico del país.

ALGUNAS MASACRES MINERAS

Desde inicios de la explotación del estaño, esta actividad minera marcó el rumbo de los acontecimientos políticos del país, las luchas obreras por una parte y el poder de los tres "barones del estaño" Patiño, Hochschild y Aramayo, por otra, dueños absolutos del "Súper Estado", se vieron enfrentados permanentemente. Muchos de esos choques terminaron en brutales masacres: 1923 la masacre de Uncía, 1942 la masacre de Catavi, El 28 y 29 de enero de 1947, el Partido de Izquierda Revolucionaria del Prefecto de Potosí Abelardo Villalpando R. que cogobernaba con la “rosca”, al mando de sus comilitantes, desató la “Masacre de Potosí” donde centenares de mineros fueron masacrados, por ser catalogados éstos como fascistas.

Otro episodio trágico también ocurrió en Siglo XX, el 28 de mayo de 1949 durante el gobierno de Hertzog (1897-1981), al ser apresados dirigentes sindicales, los obreros secuestraron a funcionarios empresariales. La acción obrera terminó con otra masacre de doscientos o trescientos obreros, el gobierno reconoció que murieron 144 y fueron heridos 23. La masacre, también se llevó la vida de dos técnicos extranjeros y un empleado boliviano de la empresa Patiño." (Obras Completas Lora 1980: 647, 649).


MASACRES EN TIEMPOS DE DICTADURAS

La masacre de San Juan 1967 fue ejecutada por órdenes del Gral. René Barrientos O. aparentemente para acabar con el comunismo internacional que se había “infiltrado” en filas obreras, nunca se supo la cantidad exacta de muertos. Posteriormente el régimen "Cívico Militar" del Banzerato instaurado el 21 de agosto de 1971, tuvo como método de gobierno, el asesinato selectivo de los opositores, asevera Gallardo, “... Banzer y sus hombres, aplicaron (...) un sistema represivo intensivo y extenso, que copó toda o casi toda la actividad nacional, y solamente los grupos afines al régimen se salvaron de la procacidad violenta ejercitada en forma sistemática al conjuro de la doctrina de la seguridad nacional norteamericana impuesta en todos los países del cono sur. De acuerdo con estas teorías, se practicó un sistema por el cual el enemigo político izquierdista tenía estas opciones: el silencio absoluto, la cárcel, el destierro o la muerte.” (1984: 487)

La masacre del Valle en 1974 consumada en el valle alto cochabambino fue otra página negra donde los de siempre, los pobres, recogieron sus muertos. De este modo podríamos decir, que los asaltos armados a los campamentos, las noches de terror, la persecución son el pan nuestro de cada movilización popular. Sin embargo de ello, otras masacres que precisamente no tenían un tinte reivindicativo y cuyo contenido revelaba más bien intereses políticos de los subyugadores para perpetuar su antropofagia del capital.

Así fue que el golpe fascista del 1º de noviembre de 1979, que llevó al poder al Coronel Alberto Natuch Buch y su séquito, junto al movimientista Guillermo Bedregal. La aventura sangrienta fue derrotada después de 15 días de masacre, la que fue denominada posteriormente como la de Todos Santos, más de 600 víctimas entre muertos, heridos y desaparecidos ofrendó el pueblo a la barbarie militar. "Pero Bedregal no estaba solo. Una recua de letrados 'buscapegas' le seguía desde lejos, 'aguardando prudentemente el desenlace de los acontecimientos'. Es paradójico y desconcertante el reconocer que la mayoría de estos 'doctores' eran miembros del Congreso. Según la confesión de uno de ellos (Willy Sandoval Morón) los 'conjurados' eran, nada menos, que 9 senadores y 43 diputados. Partidos políticos como el MNR-H de Paz Estenssoro, el Partido Comunista Marxista - Leninista de Oscar Zamora, el Partido Comunista (línea moscovita) de Colle Cueto, altos dirigentes del MNR-I, además del Barrientismo, el Banzerismo y otros grupos menores, se vieron envueltos en el marasmo golpista, encandilados única y exclusivamente por las prebendas que otorga el poder" (Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia 1980: 6,7).

El 17 de julio de 1980 otra aventura golpista esta vez a la cabeza de Luis García Meza y Arce Gómez en Bolivia se instauró el régimen dictatorial, cuyo sustento fueron las mafias narcotraficantes, los sinónimos políticos de este proceso: las persecuciones, los apresamientos y los asesinatos fueron: “la orden cumplida”.

MASACRES EN TIEMPOS DE DEMOCRACIA

Con la llegada la democracia no cesaron las muertes violentas, pues bajo el manto de las operaciones policiaco-militares, la masacre de Villa Tunari marcaría la apertura del telón violento contra los sectores populares. Esta masacre tuvo su hecho el 27 junio de 1988 fueron asesinados 12 campesinos cultivadores de coca dejo huérfanos y heridos. En la Masacre de Parotani el 28 de mayo de 1987 murieron 8 campesinos, ambos crímenes de ejecutaron bajo el gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989).

Banzer y Jaime Paz durante la gestión 1993 - 1997, cogobernaron con del AP (Acuerdo Patriótico). El contubernio, fue un clásico ejemplo de "pragmatismo" político, el “mirismo foquista” de ayer, caía de hinojos ante la bestia fascista, los que ayer adoptaban la efigie del Ché y Lenin, terminaron “aliados”, con la expresión mas acabada de la derecha en Bolivia, ADN. La “vocación” fascista del MIR terminó evidenciada, con la masacre de los miembros de la CNPZ (Comisión Néstor Paz Zamora) el 5 de diciembre de 1989, ordenada precisamente por Jaime Paz Zamora y ejecutada por el Ministro del interior Guillermo Capovianco.


Durante la primera gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997); en 1996 se comete la Masacre de Navidad, cuya planificación fue diligentemente preparada y comandada desde las altas esferas gubernamentales, la comandancia de las FFAA estaba en manos del Capitán General de las mismas, que por designios de la Constitución le correspondían a Gonzalo Sánchez de Lozada, quien no toleraría la osada ocupación de las minas, la expropiación de los medios de producción por parte de los obreros. El presidente constitucional y el gobierno tenían su posición definida al respecto: la masacre en Llallagua y Amayapampa.otro crimen contra campesinos fue llevado a cabo el 17 abril de 1997 con el resultado trágico de 5 muertos y más de 20, cuando los cocaleros se oponían a loa erradicación forzosa.
El ex dictador Hugo Banzer Suárez (1997-2001), la "guerra del Agua" en abril de 2000, cobró la vida de de 16 luchadores sociales entre ellos varios campesinos y cocaleros.

El 9 de noviembre de 2001, crimen latifundista que segó la vida de 7 militantes del Movimiento Sin Tierra y quedaron 20 heridos, durante el gobierno de Jorge "Tuto" Quiroga Ramírez. Leopoldo Fernández, ahora recluido en la cárcel acusado de la Masacre de Porvenir, también fue acusado en su momento por el crimen de lesa humanidad del cual se ha guardado silencio y que en su momento se le conoció como la MASACRE DE PANANTI. La complicidad del entonces Ministro de Gobierno de Tuto Quiroga con los grupos latifundistas del Chaco, quedó patente no sólo por la afinidad política con los grupos de poder sino también, por la solidaridad mecánica que implica la pertenencia de Leopoldo Fernández a las costras de terratenientes que usufructuaron del poder y los beneficios que otorgaron las dictaduras a sus inmediatos alarifes.

Ya durante su segundo mandato Gonzalo Sánchez de Lozada el 2003 en dos convulsiones sociales las de febrero y octubre, el “gringo” cobraría muertos al pueblo por osar reivindicar un movimiento anti neoliberal.

La masacre de Pando que tiene su propia particularidad se desarrollo como parte de un golpe cívico – prefectural, que desde el seno del propio Estado (Prefecturas), pretendía derrocar a Evo Morales. Tras la muerte de 13 campesinos y muchos heridos, luego de un voraz asedio a los sectores populares y al gobierno, la derecha tuvo como resultado la derrota política, que mas tarde quedaría desbaratada con la desarticulación del grupo separatista de Rozsa.

De manera general se concluye, que las masacres se desarrollan en un espacio y tiempo inherente al proceso histórico de cada coyuntura donde el Estado es el protagonista principal. La concatenación de las causas, antecedentes y fenómenos, que desencadenan los fatales hechos, se constituyen en elementos que se manifiestan en leyes fundamentales del movimiento de la sociedad, determinando así el curso de los acontecimientos, donde los individuos y las colectividades sociales protagonizan la historia.